Esta sociedad en la que vivimos, cada vez valora más a aquellas personas que se conocen a sí mismas, que tienen autocontrol, que son equilibradas emocionalmente o que demuestran empatía.
Por este motivo, desde niños debemos ir sentando las bases y dedicar nuestro esfuerzo a educar el corazón y los sentimientos de los niños.
Uno de
los valores que hemos trabajado hoy en clase en Educación a la ciudadanía ha
sido el
“Enseñar
a ser fiel a los compañeros”.
Poco a poco los niños deben ir desterrando el
chivateo . Cuando los niños chivan, muchas veces es por un sentimiento de
envidia hacia el otro o porque esperan la felicitación del adulto, haciéndonos
caer en la cuenta de que ellos no están realizando esa conducta negativa. De
cualquier manera, lo que pretenden es llamar nuestra atención, cosa que no deben
conseguir. Es necesario que no reforcemos este tipo de conductas.
Para
ello les he leído una pequeña historia que os dejo a continuación.
“Triple
filtro de Sócrates”
En la
antigua Grecia, Sócrates fue famoso por su sabiduría y por el gran respeto que
profesaba a todos.
Un día
un conocido se encontró con el gran filósofo y le dijo:
-¿Sabes
lo que escuché acerca de tu amigo?
Espera
un minuto-replicó Sócrates-. Antes de decirme nada quisiera que pasaras un
pequeño examen.
Yo le
llamo el examen del triple filtro.
-¿Triple
filtro?
Correcto-continuó
Sócrates-. Antes de que me hables sobre mi amigo, puede ser una buena idea
filtrar tres veces lo que vas a decir, es por eso que lo llamo el examen del
triple filtro.
El
primer filtro es la verdad. ¿Estás absolutamente seguro de que lo que vas a
decirme es cierto?
No-
dijo el hombre-, realmente solo escuché sobre eso y …
Está
bien-dijo Sócrates-. Entonces realmente no sabes si es cierto o no.
Ahora
permíteme aplicar el segundo filtro, el filtro de la bondad. ¿Es algo bueno lo
que vas a decirme de mi amigo?
-No,
por el contrario…
Entonces,
deseas decirme algo malo sobre él, pero no estás seguro de que sea cierto.
Pero
podría querer escucharlo porque queda un filtro: el filtro de la utilidad.
¿Me
servirá de algo saber lo que vas a decirme de mi amigo?
-No, la
verdad es que no.
Bien-
concluyó Sócrates-, si lo que deseas decirme no es cierto, ni bueno, e incluso
no es útil. ¿Para qué querría saberlo?
Alejandro nos presenta el filtro de la verdad |
Ana nos enseña el filtro de la utilidad |
Triple filtro de Sócrates |
Mercedes nos muestra el filtro de la bondad. |
Hemos hecho tres cartelitos y los colocaremos a la vista
para pensar hasta tres veces si merece la pena chivarse o no.
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